El sector de la agroindustria, a pesar de los controles, es uno de los más productivos negocios del mundo. Así que la preparación de comidas con los derivados provenientes del campo se convierte en una extensión de esa industria agroalimentaria.
Si bien en los últimos ocho años el Estado, mejor dicho el Gobierno Nacional, se ha encargado de “acogotar” a los industriales, con cualquier cantidad de trabas, impuestos y persecuciones, los empresarios para nada se pelean definitivamente con “el que todo lo puede”, pues de ese es su medio de vida, con los insumos alimentarios "engordan" sus cuentas bancarias, dan de comer a sus hijos y ofrecen plazas de empleo. Porque en este país ¡lo que sobra es hambre!
Una muestra palpable de esto lo viví en carne propia en la inauguración de un local de comida en Colinas de Bello Monte, Caracas, pues allí, en un intento por hacer partícipe de su éxito a los “vecinos de la cuadra” el dueño del negocio hizo un apertura donde la champaña, el whiskie y los pasapalos “finos” convirtió lo que pudo ser un momento de alegría en rabia.
Cual langostas aquellos a quienes se pretendía agasajar entraron al local, se bebieron la champaña, se llevaron las copas y los vasos y se metieron los bocadillos en la boca, las carteras, y los bolsillos como-si-nunca-hubieran-comido. Sentí pena ajena al ver la cara del dueño pidiendo a los vigilantes que cerraran las puertas para que no entrara nadie más. Poca gente lo felicitó, todos querían comer y beber gratis. ¡Hasta pretendían levantar las tapas de las bandejas de la comida del almuerzo a la venta para llevársela en envases de anime! ¿Falta de educación o hambre?
Un restaurante en Colinas
El nuevo espacio gastronómico que tenía casi un año en construcción, recibió los embates de las autoridades municipales, de la naturaleza, de los vecinos y de cuanto ser con la envidia subida existe.
La inversión, milmillonaria realizada por Fernando Marando, ciudadano italo-venezolano que inicio su carrera de empresario hace muchos años trayendo de Panamá equipos dañados que mandaba a reparar y luego vendía a Makro como nuevos (claro, con el conocimiento de la compañía), es ahora un nuevo inversionista del sector de la restauración con Paladar Bakery en la PB del Centro Polo de Colinas de Bello Monte, donde además es propietario de más de 20 locales que tiene arrendados.
El local espacioso, iluminado, con 38 mesas de cuatro puestos cada una, distribuidas a lo largo del pasillo del área comercial y de la terraza techada, promete dar un cambio a la vida de los habitantes del sector, sumidos en el sopor de la monotonía y la comida barata de regular calidad y sin espacios de diversión y esparcimiento. Paladar Bakery tiene música en vivo a partir de las 6:00 pm, velitas en las mesas y licencia de licores.
Por eso digo y vuelvo a repetir que el negocio de la alimentación, -el de dar de comer al hambriento-, siempre será el mejor de todos. Es divertido, requiere de creatividad y siempre, siempre tiene clientela cuando la comida es buena y a precios asequibles. Además usa agua, mucha agua, que es casi gratis. Cuando visiten Caracas no dejen de pasar por allí.
Si bien en los últimos ocho años el Estado, mejor dicho el Gobierno Nacional, se ha encargado de “acogotar” a los industriales, con cualquier cantidad de trabas, impuestos y persecuciones, los empresarios para nada se pelean definitivamente con “el que todo lo puede”, pues de ese es su medio de vida, con los insumos alimentarios "engordan" sus cuentas bancarias, dan de comer a sus hijos y ofrecen plazas de empleo. Porque en este país ¡lo que sobra es hambre!
Una muestra palpable de esto lo viví en carne propia en la inauguración de un local de comida en Colinas de Bello Monte, Caracas, pues allí, en un intento por hacer partícipe de su éxito a los “vecinos de la cuadra” el dueño del negocio hizo un apertura donde la champaña, el whiskie y los pasapalos “finos” convirtió lo que pudo ser un momento de alegría en rabia.
Cual langostas aquellos a quienes se pretendía agasajar entraron al local, se bebieron la champaña, se llevaron las copas y los vasos y se metieron los bocadillos en la boca, las carteras, y los bolsillos como-si-nunca-hubieran-comido. Sentí pena ajena al ver la cara del dueño pidiendo a los vigilantes que cerraran las puertas para que no entrara nadie más. Poca gente lo felicitó, todos querían comer y beber gratis. ¡Hasta pretendían levantar las tapas de las bandejas de la comida del almuerzo a la venta para llevársela en envases de anime! ¿Falta de educación o hambre?
Un restaurante en Colinas
El nuevo espacio gastronómico que tenía casi un año en construcción, recibió los embates de las autoridades municipales, de la naturaleza, de los vecinos y de cuanto ser con la envidia subida existe.
La inversión, milmillonaria realizada por Fernando Marando, ciudadano italo-venezolano que inicio su carrera de empresario hace muchos años trayendo de Panamá equipos dañados que mandaba a reparar y luego vendía a Makro como nuevos (claro, con el conocimiento de la compañía), es ahora un nuevo inversionista del sector de la restauración con Paladar Bakery en la PB del Centro Polo de Colinas de Bello Monte, donde además es propietario de más de 20 locales que tiene arrendados.
El local espacioso, iluminado, con 38 mesas de cuatro puestos cada una, distribuidas a lo largo del pasillo del área comercial y de la terraza techada, promete dar un cambio a la vida de los habitantes del sector, sumidos en el sopor de la monotonía y la comida barata de regular calidad y sin espacios de diversión y esparcimiento. Paladar Bakery tiene música en vivo a partir de las 6:00 pm, velitas en las mesas y licencia de licores.
Por eso digo y vuelvo a repetir que el negocio de la alimentación, -el de dar de comer al hambriento-, siempre será el mejor de todos. Es divertido, requiere de creatividad y siempre, siempre tiene clientela cuando la comida es buena y a precios asequibles. Además usa agua, mucha agua, que es casi gratis. Cuando visiten Caracas no dejen de pasar por allí.
Aquí vemos a Marando con su mamá despejando la cinta. Al lado, sonriente, Mariasanta Benedetto, la gerente de operaciones.
¡FELICITACIONES!
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