viernes, 14 de septiembre de 2007

Dar de comer al hambriento

El sector de la agroindustria, a pesar de los controles, es uno de los más productivos negocios del mundo. Así que la preparación de comidas con los derivados provenientes del campo se convierte en una extensión de esa industria agroalimentaria.
Si bien en los últimos ocho años el Estado, mejor dicho el Gobierno Nacional, se ha encargado de “acogotar” a los industriales, con cualquier cantidad de trabas, impuestos y persecuciones, los empresarios para nada se pelean definitivamente con “el que todo lo puede”, pues de ese es su medio de vida, con los insumos alimentarios "engordan" sus cuentas bancarias, dan de comer a sus hijos y ofrecen plazas de empleo. Porque en este país ¡lo que sobra es hambre!
Una muestra palpable de esto lo viví en carne propia en la inauguración de un local de comida en Colinas de Bello Monte, Caracas, pues allí, en un intento por hacer partícipe de su éxito a los “vecinos de la cuadra” el dueño del negocio hizo un apertura donde la champaña, el whiskie y los pasapalos “finos” convirtió lo que pudo ser un momento de alegría en rabia.
Cual langostas aquellos a quienes se pretendía agasajar entraron al local, se bebieron la champaña, se llevaron las copas y los vasos y se metieron los bocadillos en la boca, las carteras, y los bolsillos como-si-nunca-hubieran-comido. Sentí pena ajena al ver la cara del dueño pidiendo a los vigilantes que cerraran las puertas para que no entrara nadie más. Poca gente lo felicitó, todos querían comer y beber gratis. ¡Hasta pretendían levantar las tapas de las bandejas de la comida del almuerzo a la venta para llevársela en envases de anime! ¿Falta de educación o hambre?

Un restaurante en Colinas
El nuevo espacio gastronómico que tenía casi un año en construcción, recibió los embates de las autoridades municipales, de la naturaleza, de los vecinos y de cuanto ser con la envidia subida existe.
La inversión, milmillonaria realizada por Fernando Marando, ciudadano italo-venezolano que inicio su carrera de empresario hace muchos años trayendo de Panamá equipos dañados que mandaba a reparar y luego vendía a Makro como nuevos (claro, con el conocimiento de la compañía), es ahora un nuevo inversionista del sector de la restauración con Paladar Bakery en la PB del Centro Polo de Colinas de Bello Monte, donde además es propietario de más de 20 locales que tiene arrendados.
El local espacioso, iluminado, con 38 mesas de cuatro puestos cada una, distribuidas a lo largo del pasillo del área comercial y de la terraza techada, promete dar un cambio a la vida de los habitantes del sector, sumidos en el sopor de la monotonía y la comida barata de regular calidad y sin espacios de diversión y esparcimiento. Paladar Bakery tiene música en vivo a partir de las 6:00 pm, velitas en las mesas y licencia de licores.
Por eso digo y vuelvo a repetir que el negocio de la alimentación, -el de dar de comer al hambriento-, siempre será el mejor de todos. Es divertido, requiere de creatividad y siempre, siempre tiene clientela cuando la comida es buena y a precios asequibles. Además usa agua, mucha agua, que es casi gratis. Cuando visiten Caracas no dejen de pasar por allí.






Aquí vemos a Marando con su mamá despejando la cinta. Al lado, sonriente, Mariasanta Benedetto, la gerente de operaciones.


¡FELICITACIONES!








martes, 11 de septiembre de 2007

Explosión urbana vs. déficit de servicios


La isla de Margarita está viviendo uno de sus mejores momentos. Con una explosión urbana sin parangón los “navegaos” invaden las tierras de los waikeríes para llevar además de real, know how y diversidad cultural.

No es para menos, la inseguridad personal y de bienes en las grandes ciudades, impulsa la estampida a lugares con menos tormentos, con paz, con relativa seguridad y un reloj cuyas manecillas se mueven lento. Al parecer, los constructores de tierra firme en alianza con los “ñeritos” exploran, y no con calma, un prometedor mercado que a fuerza de impulsar la demanda, también eleva los precios.

Andrés García, presidente de la Cámara Inmobiliaria de Nueva Esparta lo confirma: “estamos viviendo los mejores momentos en mucho tiempo”. El próximo año serán entregadas 2.000 unidades de vivienda a sus propietarios. Esto es lo bueno.

¿Lo malo? que los nuevos proyectos habitacionales no son para satisfacer el déficit de la isla–calculado en 25.000 viviendas- sino para cubrir las necesidades de una migración de alto poder adquisitivo: la mayoría de las construcciones se desarrollan en Costa Azul, donde el metro cuadrado es más caro que en el resto de la ínsula: entre Bs.2,8 millones y Bs. 3 millones, por el pecho.

La tendencia es al alza. Rodríguez estima que debido a la elevada demanda y la escasez de materiales los precios se disparen 30% para finales de este año.

Y, ¿lo feo?

Si bien el metro cuadrado de residencias de alto target rinde excelentes beneficios a los constructores y promotores inmobiliarios, no se pueden desechar las ganancias que la estructuras habitacionales conocidas como de “interés social” generan. Entonces, ¿por qué concentrarse en las primeras si pueden construir para satisfacer una demanda a la que ni los santos le han podido hacer el milagro? Se escuchan respuestas.

Pues bien, aparecieron santos nuevos. Inversionistas privados –el gobierno está haciendo cuatro proyectos- que están construyendo viviendas en terrenos más baratos, los que colindan con las carreteras hacia el norte y oeste de Porlamar. Ya era hora.

Lo feo de todo esto -nada es perfecto- es puede que el crecimiento deje sin agua a más de uno. Los nuevos hoteles y urbanizaciones se van a chupar toda el agua. A cuenta de garantizar a sus clientes el suministro están construyendo tanques demasiados grandes, mejor dicho se están poniendo “agalluos” y la empresa Hidrocaribe tendrá que ponerles un parao. Con las nuevas construcciones y los hoteles que almacenan agua los que menos tienen, ahora si es verdad que se quedarán sin nada.

Con lo buena que se está poniendo la isla, hasta estoy pensando en armar mi balsa y mudarme para allá en procura de mejor calidad de vida, de seguridad, de buena comida, de ¿suficiente agua? y ¿negocios? o ¿mejor salario? Se escuchan propuestas, pero no de vendedores con ganas de que compre un apartamento de lujo.